🟥 25 de abril de 2001: cuando el sentimiento se hizo Fundación

Picture of Diego Maquirriain

Diego Maquirriain

Inspira, lidera y transforma con cada acción. 🚀 more

Tabla de contenido

El pasado viernes hicieron 24 años de un momento que cambió mi vida.
Un antes y un después.
Una fecha que llevo grabada a fuego:
el día que inauguramos la Fundación Osasuna.

Y digo «inauguramos», pero en realidad me tocó crearla desde cero.
Con un equipo, sí. Rojillo 100%.
La Junta Directiva de aquel momento me lo encargó, y lo asumí como lo que era:
un reto mayúsculo, de los que no se olvidan.

Llevaba toda la vida vinculado al Club.
Desde jugar en las categorías inferiores, trabajar de portero en verano en las piscinas, speaker en El Sadar, administrativo en las oficinas de la Plaza del Castillo…
hasta que una Junta me nombró Jefe de Administración.
Pero esto… esto era diferente.
Aquello eran palabras mayores.

Fue en febrero de 2001.
En pleno revuelo por si despedían a Lotina, justo antes de un partido en Oviedo.
El Presidente de entonces, Javier Miranda, con la confianza que siempre le agradeceré, aprobó el proyecto.


Tenía escasos tres meses para presentarlo en sociedad.
Tres meses para montar una Fundación que fuera algo más que un nombre bonito.

Y allá que fui.
A recorrer clubes para ver cómo lo hacían.
Recibí ayuda de muchos, pero fue el Celta de Vigo el que me abrió las puertas de par en par.
Tomé nota. Absorbí. Aprendí.

De vuelta a casa, con nuestra propia identidad navarra en mente, me tocó sentarme con el Presidente del Gobierno de Navarra, la Alcaldesa de Pamplona, Rectores de Universidades, la Cámara de Comercio, otras instituciones…

Y presentarles el proyecto.
Joder, casi sin bigote.
Lo hice con toda la pasión del mundo, y aceptaron. Todos. Sin peros.
Todos rojillos. Con dos narices.
Yo, con apenas veintitantos años, sintiéndome juvenil y con unas ganas enormes de hacer algo que perdurara.

Desde entonces, pasaron mil cosas.
Proyectos, anécdotas, viajes, iniciativas…
Sobre todo mil iniciativas.
Tantas que dan para un libro que tengo pendiente escribir.

Recorrí Navarra entera, como las vacas de Macua.

Viví desplazamientos por toda España con el equipo, directivos, jugadores, patrocinadores…historias que aún hoy me emocionan.
Y que quedan para mí.
Con diferentes presidentes,
pero siempre con los mismos colores en el corazón.


Fundamos, con un gran equipo, algo que iba mucho más allá del fútbol.
Algo social, educativo, solidario y sentimental.
Una forma de entender el deporte y la vida.

Al tiempo, también me tocó ayudar, como lo hicieron con nosotros.
Me tocó echar una mano en la creación de la Fundación de la Real Sociedad, entre otros equipos.

Y aunque muchas cosas se hayan olvidado, otras muchas —curiosamente— siguen vivas.
Siguen repitiéndose.
Porque cuando algo se hace con alma, perdura.


El jueves pasado volví a El Sadar.

La que fue gran parte de mi vida.
Donde hice de todo. Absolutamente de todo.
Hasta romper bancos de la grada un 15 de julio, cuando tenía 17 años.
Tocaba reformarla, y el conserje, Javier Primo, ese mismo día a media mañana nos llamó la atención.
(«El que es de A, es de A»)

Allí canté tantos goles.
Aquel especial de Miroslav Trzeciak,
cuando se cayó la megafonía en ese viejo estadio donde aprendí lo que no enseñan los libros.

Ese jueves, mientras miraba el césped con Andoni y Maialen, pensaba en todo lo vivido.


En lo bonito.
Y en cuánto me alegro —y mucho— de que todo vaya bien.

Porque de eso se trata.
No de quedarnos en lo malo.
La vida ya es bastante dura como para no aferrarnos a lo que nos da alegría.


Cada uno tenemos nuestras fechas.
Las que nos marcan.
Esta es una de las mías.

Porque lo di todo. Absolutamente todo.
Porque nunca se trató de méritos, sino de sentimiento.

Porque como dije cuando me dejaron la última palabra:
mi sangre no es roja. Es rojilla.

Y eso, amigos…
eso no se olvida jamás.

Pasarán los años.
Cambiarán los nombres, las personas, las caras…

Pero en cada acción, en cada recuerdo,
en cada rincón de la Fundación,
quedará siempre un pedazo de aquel primer día.

Y de este corazón rojillo…
que sigue latiendo igual.

Sobre el autor

Diego Maquirriain

🚀 Transformar ideas en impacto real

No se trata solo de lo que haces, sino de cómo lo haces y por qué lo haces. A lo largo de mi trayectoria, he aprendido que el conocimiento no sirve de nada si no se comparte, que las mejores oportunidades nacen de las relaciones auténticas y que el éxito no es solo un destino, sino la huella que dejas en los demás.

Durante más de 20 años he trabajado en liderazgo, estrategia y gestión de proyectos en sectores tan diversos como el marketing, las ventas, la innovación y el desarrollo social. Desde la creación y dirección de la Fundación Osasuna, donde aprendí el valor de las alianzas estratégicas al gestionar más de 500 patrocinadores, hasta la dirección de proyectos en Nicaragua, donde lideré iniciativas que generaron un impacto social tangible.

Mi paso por el mundo corporativo, en compañías como TICNA y Q+D, me ha permitido desarrollar estrategias avanzadas en marketing digital, ventas e inteligencia artificial, logrando resultados medibles y transformaciones reales en negocios y organizaciones.

¿Por qué este blog?

Porque creo en el poder de compartir experiencias y aprendizajes. Si hay algo que pueda ayudar a alguien, entonces este espacio habrá cumplido su propósito. Aquí no se trata de vender nada, sino de aportar valor, de inspirar, de conectar.

Si algo he aprendido en todos estos años, es que la diferencia entre la gente «top» y la gente «del montón» no es el talento, sino la actitud. Y si algo puedo hacer por los demás, es compartir herramientas, ideas y reflexiones que sirvan para tomar mejores decisiones, superar desafíos y, sobre todo, disfrutar más del camino.

💡 No esperes a estar listo para empezar. Empieza y estarás listo.
🔥 Hazlo con pasión, o no lo hagas.
💪 Porque la única meta real no es ganar, es darlo todo hasta el final.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *