Cuando los partidos terminan… y empieza lo importante
En todos los equipos hay delanteros, defensas, porteros… pero muy pocos tienen un Raúl Alkate. Porque Raúl no se mide por goles ni por minutos en el campo, sino por sus estadísticas. A Raúl se le mide por entrega, por constancia, por lealtad, por estar siempre. Incluso cuando nadie lo espera. Especialmente cuando más hace falta. Sigo, por sus estadísticas.
Lo fichó Joaquín hace unos cuántos años. Él mismo lo decía, entre risas: “he traído a uno malo… pero ya veréis”. Y tenía razón. Porque Raúl Alkate no venía a destacar por sus regates, sino por algo más importante: su capacidad para unir, para hacer equipo, para dar sin pedir nada a cambio.
Y ahí comenzó todo.
Un inicio marcado por el dolor… y por la fuerza de seguir
Ese primer año no fue fácil. Raúl aterrizó en Boscos en un momento complicado. Su padre falleció recién comenzados los sanfermines, días sagrados para cualquier pamplonica. Un golpe que hubiera descolocado a cualquiera. Pero Raúl Alkate aguantó el tipo, como lo hacen los grandes. Apoyado en los suyos, en los almuerzos, en la peña… siguió. Con fuerza. Con corazón.
Su madre decía algo que quienes le conocemos sabemos que es cierto:
“Si Raúl es tu amigo, lo será para toda la vida.”
Y en Boscos lo demuestra una y otra vez. En Judo, no sabemos.
El tercer tiempo, su verdadera Primera División
Si existe un arte en Boscos, ese es el tercer tiempo. Y Raúl Alkate es su maestro. No hay almuerzo que no lleve su sello. No hay previa sin su vídeo. No hay partido sin su cámara grabando jugadas, gritos, goles, abrazos, bueno, por las noches de andal, mejor no hablar, ni recordar. Lo suyo es más que participación: es devoción por el equipo y por lo que representa.
Lo ves llegar con su polo (nos bendice) , su sonrisa, su energía. Organiza, recoge, graba, anima, firma, propone. Es el primero en estar y el último en marcharse. Porque para Raúl, Boscos no es un club: es una forma de vida.
Hasta su cámara tiene historia. Esa con la que graba todo y que ya debería estar en un museo. Porque Raúl Alkate es la memoria emocional de este equipo. Gracias a él, existen imágenes, anécdotas, carcajadas y hasta fichajes sorpresa, es que, repito, es de andal.
Agus, la bajera… y una amistad que es leyenda.
Hay momentos y personas que marcan un antes y un después. En su caso, fue Agus, compañero inseparable, cómplice de tantas aventuras, con quien hizo realidad el sueño de la famosa bajera. Aquella bajera nació de servilletas firmadas entre risas, pero se convirtió en templo, en cuartel general, en hogar del alma del Boscos.
La pérdida de Agus fue un golpe brutal. Pero Raúl Alkate hizo lo que sólo hacen los imprescindibles: continuar su legado. Sigue estando, organizando, representando lo que habían creado juntos. Porque su amistad fue de las que no terminan con una despedida. Alkate sigue, sigue en cada detalle, en cada almuerzo, en cada brindis, es mi forma de verlo y seguro que de todos, igual.
Presidente, vendedor, líder silencioso
Hoy Raúl Alkate preside el equipo femenino de Orvina. Otro ejemplo más de su compromiso con el deporte, con las personas, con el hacer por hacer, con el estar sin necesidad de brillar.
Y en su día a día, como vendedor en El Corte Inglés, es de los que vende más que televisores. Vende alegría, energía, cercanía (si no te saca una foto, o dos, o tres :). Te saluda como si fueras familia, te sonríe como si lo conocieras de toda la vida y ya tiene mil fotos tuyas.
Porque Raúl es así: genuino, natural, inolvidable.
Y en los Boscos… nuestro “médico” de cabecera
Hay secretos que se cuentan solo en familia. Y en Boscos, Raúl Alkate también es nuestro «médico» oficial. Quien ha necesitado un certificado para poder jugar, ya sabe a dónde acudir. No hay reconocimiento más auténtico que el de Raúl. Un apretón de manos, una mirada cómplice y… ¡a jugar!, bueno, metáfora viva, je, je.
Porque para nosotros, Alkate no sólo es necesario, es imprescindible, y se junta hasta con amigos de Garralda
Sanferminero, de la Peña del Bronce… y del alma
Su padre fue uno de los fundadores de la Peña del Bronce, y eso no es casualidad. Lleva el osasunismo en la sangre, lo ha vivido desde niño y lo ha traspasado a sus hijos, Oier y Iune, que ya forman parte de esta gran familia.
Con Mar, su compañera, hace tándem perfecto. Aguanta, anima, comparte, bueno, mejor, lo aguanta. Porque Raúl Alkate contagia su forma de ver la vida. Alegre, comprometido, humano.
Porque hay personas… que lo son todo
Hoy este artículo es para ti, Raúl Alkate.
Por tus almuerzos.
Por tus caretas.
Por tus vídeos.
Por tus “promesas”.
Por tus mensajes que llegan justo cuando tienen que llegar.
Por estar cuando se gana. Y sobre todo, por estar cuando no.
Porque si hay algo que define a los grandes, es que cuando no hay focos… ellos siguen ahí, doy fe.
Raúl, tú no eres de los que pasan.
Tú eres de los que se quedan.
Gracias por todo lo que comenzaste siendo, eres y serás en Boscos.
Gracias, Raúl Alkate. Siempre contigo. Eso si, esperamos la inauguración de la «Bajera». Eso si, con reliquias.