Un encuentro inesperado. Un recuerdo imborrable.

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Diego Maquirriain

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Tabla de contenido

Hoy es domingo 27 de julio.

Día de reencuentro familiar, de los que te invitan a parar y mirar atrás.

Y al mirar, sigo viendo con nitidez lo que pasó el viernes 25, día de Santiago.
Festivo. No muy caluroso. De esos días en los que parece que no va a pasar nada… y pasa todo.

Estaba solo en casa, semana intensa con muchas novedades. La familia regresaba. Sin grandes planes. Tranquilo.
Hasta que suena el teléfono.
Patri, 13:35:
—¿Vienes a comer?

El abuelo se anima. Es único, no está al cien por cien, decide venir.
Dice:
—Vamos al Tremendo.

Y allá vamos.
Lo que ocurrió allí fue uno de esos momentos que no se olvidan.

Nada más entrar, saludo a Manolo, concejal de Arguedas con el que coincidí en un evento de Pickleball.
Y de pronto, lo veo.
En la mesa de al lado: Ángel.

No me lo imaginaba.
Me acerco, les suelto una frase casi automática:
—¿Pero no os habíais visto?

El abuelo se levanta.
Se abrazan.
Y rompen a llorar.

Ese gesto, ese abrazo… decía mucho más de lo que cualquier palabra puede expresar.

Ángel ha formado parte de nuestras vidas desde hace más de 30 años.
Fue gerente del Club, directivo, delegado… y mucho más.
Un hombre de empresa y de familia. De los de antes.
De los que hacen cosas, sintiéndolo como nunca y siempre.

Trabajé con él durante más de 20 años.
Compartí viajes, contratos, situaciones complicadas y momentos inolvidables.
Y nunca, en todo ese tiempo, vi un mal gesto, una mala palabra, una actitud reprochable.
Siempre ayudando. Siempre sumando.
Incluso en silencio, como cuando puso dinero de su bolsillo para pagar a los porteros del viejo estadio, porque si no, no se jugaba.
Y no lo supo nadie. Solo los que estuvimos ahí.

Hace poco me llamó, preocupado por el abuelo.
Y de repente, se encuentran así.
Sin plan. Sin aviso. Sin artificio.
Solo verdad.

Sé que este nombre levanta opiniones.
Este blog no va de convencer a nadie.
Va de contar lo que vivo. Lo que me toca. Lo que me conmueve.
Y negar lo que viví con él sería ir contra mí mismo.

Los que me conocen saben que no escribo por quedar bien.
Ni por hacer ruido.
Escribo porque me gusta hacerlo, porque me gusta ayudar.
Porque lo que no se cuenta, a veces, se pierde.

Ángel es parte de nuestra historia.
Y también lo es su familia: Margari, Luis, Javier, Carlos.
Todos han estado. Todos han sostenido.
Y yo eso, lo valoro.

La escena del viernes no fue un acto heroico ni un homenaje.
Fue vida.
Cruda, sencilla, intensa.
De esas que se te clavan para siempre.

Y mientras los veía emocionarse, pensé que a veces la vida no necesita permiso para regalarte una escena que lo cambia todo.

Y eso fue.

Una escena.
Un reencuentro.
Una verdad que no se borra.

Sobre el autor

Diego Maquirriain

🚀 Transformar ideas en impacto real

No se trata solo de lo que haces, sino de cómo lo haces y por qué lo haces. A lo largo de mi trayectoria, he aprendido que el conocimiento no sirve de nada si no se comparte, que las mejores oportunidades nacen de las relaciones auténticas y que el éxito no es solo un destino, sino la huella que dejas en los demás.

Durante más de 20 años he trabajado en liderazgo, estrategia y gestión de proyectos en sectores tan diversos como el marketing, las ventas, la innovación y el desarrollo social. Desde la creación y dirección de la Fundación Osasuna, donde aprendí el valor de las alianzas estratégicas al gestionar más de 500 patrocinadores, hasta la dirección de proyectos en Nicaragua, donde lideré iniciativas que generaron un impacto social tangible.

Mi paso por el mundo corporativo, en compañías como TICNA y Q+D, me ha permitido desarrollar estrategias avanzadas en marketing digital, ventas e inteligencia artificial, logrando resultados medibles y transformaciones reales en negocios y organizaciones.

¿Por qué este blog?

Porque creo en el poder de compartir experiencias y aprendizajes. Si hay algo que pueda ayudar a alguien, entonces este espacio habrá cumplido su propósito. Aquí no se trata de vender nada, sino de aportar valor, de inspirar, de conectar.

Si algo he aprendido en todos estos años, es que la diferencia entre la gente «top» y la gente «del montón» no es el talento, sino la actitud. Y si algo puedo hacer por los demás, es compartir herramientas, ideas y reflexiones que sirvan para tomar mejores decisiones, superar desafíos y, sobre todo, disfrutar más del camino.

💡 No esperes a estar listo para empezar. Empieza y estarás listo.
🔥 Hazlo con pasión, o no lo hagas.
💪 Porque la única meta real no es ganar, es darlo todo hasta el final.

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