Hay personas que, sin importar cuánto tiempo lleves conociéndolas, transmiten cercanía desde el primer momento. Conectas. Te hacen sentir parte de su mundo, te abren las puertas de su vida con una naturalidad que parece que sois amigos de toda la vida. De esos de los que me gustan, que transmitan y que sean auténticos (te lo cuento pinchando en los enlaces). Y si hay alguien para mí que encaja perfectamente en esa descripción, ese es Josema Urdánoz.
Lo conocía de vista hace años, alguna vez incluso coincidimos en su taxi. Siempre atento, amable, pero sin invadir, sin esas conversaciones forzadas que a veces surgen en un trayecto. Todo con la naturalidad de alguien que tiene ese don para conectar con los demás.
Pero fue hace cinco años, cuando nuestros hijos coincidieron en el equipo del Ardoi, cuando comenzamos a tratarnos más. Y ahí descubrí lo que muchos ya sabían: Josema es de esas personas que dejan huella. Generoso, abierto, entrañable. Tanto él como su familia, Nerea, Uxue e Ibai, han sido una de esas sorpresas que te da la vida, hasta el punto de considerarlos como de la familia.
Zizur en la sangre
Si hay algo que define a Josema, es que es AZUL. Azul del Ardoi, azul de Zizur, zizurtarra de los pies a la cabeza. Lo conocen en todos los rincones, y él conoce a todo el mundo, porque es así, amante de su gente, de sus tradiciones.
Y no es solo que viva en Zizur, es que Zizur es su vida. Los Urdánoz son historia viva del pueblo. Su padre, Manolo, es de los de siempre, muy querido y respetado por todos. Y Josema ha seguido su legado, implicándose en todo lo que ha podido: ha sido Rey en la Cabalgata, bailador de gigantes en la Comparsa, presidente del Ardoi… ¡lo que haga falta! Siempre con ideas, siempre con ganas de mejorar lo que le rodea.
Siempre digo que si alguna vez tuviera que haber un alcalde que representara a Zizur con pasión, sin colores políticos, solo con el azul de nuestra localidad, ese sería él.
Porque si en algo es bueno Josema, además de en reunir gente, es en pensar en los demás. Colabora con el Ayuntamiento, lo ha hecho con numerosos alcaldes, da igual de qué partido sean. Siempre dando propuestas, sugiriendo mejoras, buscando soluciones. Muchas cosas que hoy tiene Zizur han salido de su cabeza, aunque no muchos lo sepan. Pero a él no le hace falta reconocimiento, porque lo hace de corazón.
Y es que Josema no solo está en los buenos momentos, sino también en los malos. Doy fe de ello.
Fiestas de Zizur, mus y la marquesina como refugio (o para echar una siesta improvisada)
Si hay algo que transforma a Josema, es la palabra “fiestas de Zizur”. Y ahí, amigos, empieza otra historia.
Cuando falta un mes, ya empieza con los preparativos. Las llamadas, los nervios, los mensajes. Pronto llega septiembre, las fiestas y hay que comprar el kit. El disfraz del pato para el viernes, antes llegará el cohete, la comida en la Soci con la cuadrilla, el campeonato de mus, las posteriores partidas con los taxistas, risas, puros y más risitas. La comida de antiguos de los jueves, el almuerzo del viernes, la comida del pato para rematar el viernes, el sábado con su cuadri en la Soci, el domingo a los toboganes, las vacas… Vamos, que empieza el miércoles y hasta el domingo es un no parar.
Y lo vive como si tuviera 20 años. Hay quienes intentamos seguirle el ritmo, pero llega un momento en que necesitamos una pausa en la marquesina antes de llegar al Jau 😂. Josema, en cambio, como si nada. Un titán.
Pero no es solo en las grandes fiestas donde se transforma. Cualquier excusa es buena para juntarse y celebrar: Nochevieja, carnavales, las fiestas pequeñas de Zizur… y, por supuesto, la mítica comida de Navidad en el Martintxo con la cuadrilla. Y qué cuadrilla, gente de las que suma, de las que siempre están. No podía ser menos.
Josema tiene el calendario azul, con las fechas marcadas y una idea en la cabeza. Porque con él, siempre hay un plan, siempre hay una razón para disfrutar de la vida.
Andoni e Ibai: una amistad que va más allá del fútbol
Y si algo nos une a Josema y a mí es el vínculo que tienen nuestros hijos. Andoni e Ibai, azules del Ardoi y rojillos de corazón osasunista, amigos inseparables, siempre con una sonrisa y ese carácter que los hace tan fáciles de tratar.
Han compartido viajes, partidos, horas de fútbol y mil historias. Se conocen el aeropuerto de arriba abajo, da igual el equipo que llegue, ahí están cazando autógrafos, disfrutando de cada momento. Aunque este año no están en el mismo equipo, les une esa amistad que va más allá del fútbol. Porque la pasión por el balón es solo una excusa para lo que de verdad importa: la gente con la que compartes el camino.
Josema, el alma de su familia
Si algo hace aún más grande a Josema es su faceta familiar. Se transforma cuando está con Nerea y sus hijos, Uxue e Ibai. Ahí es donde se ve al Josema más auténtico, al que disfruta de cada momento, al que se le ilumina la cara con los suyos.
Su padre, Manolo, es su pilar, como lo era su madre. Y lo mismo pasaba con su tía Ana, que siempre estuvo cerca. La familia para él es lo primero, y quien lo conoce bien sabe que, detrás de toda esa energía, hay un Josema que se desvive por los suyos. Sus primos, sus tíos, sus amigos… para él todos son parte de su círculo. Y eso es lo que lo hace único.
Un homenaje desde el corazón
Esta semana no ha sido fácil para él ni para su familia. La pérdida de su tía Ana ha sido un golpe inesperado, de esos que te dejan sin palabras. Hace muy poco, a finales de 2020, un año que todos querríamos borrar, perdió a su madre. Y si ya lo era, en estos últimos años, su tía ha sido aún más, un pilar fundamental, alguien que siempre estuvo ahí, que nunca falló.
Pintora, escritora, con tres carreras universitarias, una mujer de enorme cultura. Su tía Ana no solo era un referente, sino una segunda madre para Josema. Muy querida, como me ha tocado vivir, educada, cariñosa, con una inteligencia y generosidad que dejaban huella.
Cuando alguien tan importante se va, no hay palabras que consuelen del todo. Pero queda su legado, su ejemplo, su amor. Y si algo han sabido hacer en la familia Urdánoz, es construir una historia de amor, de unión, de momentos que perduran para siempre.
¡Ánimo, amigo! ¡Ánimo, Manolo, Nerea, Uxue, Ibai y también para Vidego, genio y figura, padre de Nerea, que también pasaron lo suyo!.
Porque los que se van nos enseñan que la vida hay que vivirla con intensidad, con pasión y con el corazón lleno de recuerdos imborrables.
Y por cierto… ¡Zorionak, Uxue! Ayer fue tu cumple, y si algo nos enseñan las personas que más queremos es que, pase lo que pase, la vida hay que celebrarla. ❤️